“LA PRINCESA Y LA GALLETA”
Érase
una vez una princesa que quería casarse con un príncipe de verdad. A la
princesa le encantaba cocinar galletas, pero su sabor no era bueno. Su príncipe
de verdad debería comerse la galleta y no reprocharía su mal sabor. Todos los
príncipes que buscaba eran falsos y solo querían aprovecharse de ella. Por lo
que volvió a su chalet en Málaga.
Un día paseando por la playa se
levantó un oleaje muy grande y vio a un chico ahogándose en el mar. El padre de
la princesa, que paseaba casualmente por allí, fue quien rescató al chico de
ahogarse en el mar.
El chico le dio las gracias y,
hablando un rato, le dijo que él era príncipe. El padre de la princesa se llevó
al príncipe al chalet. Lo metió en la buhardilla y el príncipe allí se quedó
dormido. Al día siguiente, el rey (padre de la princesa) subió a ver cómo había
pasado la noche y éste le dijo:
-
¡Ah, muy bien! Encontré una galleta que estaba
deliciosa, - dijo el príncipe.
Al escuchar esto el rey se dio
cuenta que era un príncipe de verdad, pues ninguno antes se había comido la
galleta. La galleta la había hecho la princesa y ésta cocinaba fatal.
La princesa encontró a su
verdadero príncipe y con él se casó, y siguió haciendo muchas galletas para el
príncipe.